Las estaciones de servicio son una muestra del esplendor del pasado. Al salir de Gaiman, suponía que conseguir combustible sería un problema. Pero eran habladurías nomás. Se consigue aunque muchas de esas construcciones que antes eran gasolineras ahora son de venta de kiosco y tortas fritas. El primer lugar a llegar en este trayecto fue a la construcción de cemento al que me negaba a ir tras las sugerencias que describían esas bellezas. El Dique Ameghino, es una construcción de los años sesenta y tiene planteado una serie de túneles en la montaña para llegar al pueblo luego de doce o catorce kilómetros desviados de la ruta 25. Un lugar que funciona con el turismo de verano, por lo que en estos días de fines de marzo sólo se ve a la gente del lugar.
El centro comunitario fue lo que se habilitó para dos funciones aunque en una de ellas no apareció absolutamente nadie.
El contacto casual con un grupo de docentes prepararon los días siguientes ya que Las Plumas, Los Altares, Paso de Indios eran los pueblos siguientes. En los dos primeros fueron muestras en las escuelas y en el último, decidimos proyectar al aire libre en una esquina de la plaza, pero justo en ese lugar había una sala velatoria y dio que había velorio en el pueblo, por lo que se suspendió la proyección. Por lo visto, el clima invita a que comencemos a encontarnos en las escuelas, aunque la propuesta sea desescolarizante. En Tecka, proyectamos para el nivel de adultos y ya con debates sobre los materiales de megaminería y agua. Los casi setecientos kilómetros para cruzar hasta la cordillera por el valle, se hicieron en una semana hasta llegar a Esquel.
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